lunes, 26 de septiembre de 2016

El Ying y El Yang - Instalacion Hokusai

Nos costó bastante encontrar alguna idea que nos contente a ambos sobre la instalación. Sabíamos qué queríamos representar pero no se nos ocurría como. Sabíamos que antes de escapar de la obra y de la técnica del artista, nos teníamos que llevar algo de esta: el lado intangible.
Después de mucha búsqueda y mucha charla entre nosotros, nos dimos cuenta de que era imposible encerrar en un concepto la obra de Hokusai. Algo que caracterizó al "loco que dibuja" fue su intromisión en técnicas y géneros diversos, fue difícil seguirle un rastro estético, un camino. Nos dimos cuenta que era mejor adentrarnos en algún momento de su vida, acortar la búsqueda a algún período dentro del paso del dibujante por la tierra, y así caímos a su período mas reconocido, porque a los dos nos pareció el mas fuerte y el que mejor resumía lo que nosotros percibimos como el 'espíritu' de Hokusai: su etapa del Uyiko-e.

En este punto fue quizás mas fácil buscar ese 'lado intangible', el motor de la búsqueda en esta transposición. El monte fuji fue y sigue siendo el ejemplo supremo de la existencia del Ying y el Yang en el mundo. Hokusai era consciente  de la ambigüedad de la que esta hecha el mundo, creía fuertemente en la existencia de energías opuestas y complementarias que constituyen en su dialéctica todo lo que existe en el mundo. En su juego aparecemos nosotros, al igual que todo el resto del cosmos. Somos el resultado del juego. Y seguimos jugándolo.
"Cada ser, objeto o pensamiento posee un complemento del que depende para su existencia y que a su vez existe dentro de él mismo. De esto se deduce que nada existe en estado puro ni tampoco en absoluta quietud, sino en una continua transformación. Además, cualquier idea puede ser vista como su contraria si se la mira desde otro punto de vista"
"El yin es el principio femenino, la tierra, la oscuridad, la pasividad y la absorción. El yang es el principio masculino, el cielo, la luz, la actividad y la penetración.".
Ahí teniamos el lado intangible del uyiko-e, el ying y el yang, su encuentro, la complementación de lo femenino con lo masculino, de la luz con la oscuridad, de la penetración y la absorción, eso queríamos mostrar en nuestra instalación.
Decidimos hacer la búsqueda desde lo sonoro, descubrimos que el sonido y mas específicamente la música, hace de las interacciones entre humanos algo mas 'desenmascarado' que el intercambio con palabras. Pensamos que si 2 personas quedaban separadas entre sí, pero comunicadas, podríamos representar en su complementaciòn al ying y el yang. Colocamos 2 mesas juntas separadas por una tela por debajo. 
Así quedaban 2 espacios separados en los cuales ubicamos elementos para generar sonidos que no se parezcan a instrumentos, así la interacción (que era de a dos) no caía en melodías y composiciones pre-establecidas. Los sonidos se captaban con 2 micrófonos y cada uno de los que se adentraban escuchaba lo que producía el otro. De un lado estaba el yin, bidones con agua de diferentes tamaños y un efecto en el micrófono que pensamos que mejor adaptaba el sonido hacia lo femenino, lo estable... el yin. Esta alteración del sonido original también daba lugar al juego y a la experimentación.
En el yang los elementos eran mas estables, rígidos, elementos percutivos, monedas y palos.
De fondo sonaban bien por lo bajo nuestras (de juan y mía) interpretaciones del ying y el yang bien bajito para acompañar por el fondo a los nuevos sonidos.
Toda la experiencia quedó grabada y hoy hicimos un compilado de momentos del experimento.

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